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OBRA QUE ENLAZA MEMORIA, PASADO Y PRESENTE

En esta conversación, Francesca Denegri nos habla de Casa Velada, la conferencia escénica ganadora del CAP de Creación 2023, recientemente presentada en la Casa O’Higgins. La propuesta recupera la vida, la obra y las luchas de Clorinda Matto de Turner, una adelantada a su época que denunció la violencia, la desigualdad y la injusticia, cuestiones que hoy siguen resonando en el Perú contemporáneo. 

Vicerrectorado de Investigación
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La sala principal de la Casa O’Higgins fue el escenario de Casa Velada, proyecto ganador del CAP de Creación 2023, donde un equipo interdisciplinario recreó las veladas literarias de finales del siglo XIX para iluminar la figura de Clorinda Matto de Turner, su anfitriona. A través de una conferencia escénica -un formato que articula investigación académica, memoria histórica y representación teatral-, la obra propone un acercamiento crítico a la escritora cusqueña, pionera del indigenismo y voz incómoda para los poderes de su época. 

Casa Velada reconstruye los espacios que Matto habitó, las resistencias que enfrentó y las denuncias que marcaron su obra, muchas de ellas todavía vigentes. En esta entrevista, Francesca Denegri, coordinadora de RIEL XIX, reflexiona sobre este proyecto de creación colectiva, el legado de Matto y la urgencia de volver a mirar a las mujeres que la historia dejó en penumbra. 

En los materiales sobre Casa Velada, llama la atención que se omita el apellido del esposo de Clorinda Matto de Turner. ¿Por qué?

Es una buena pregunta. Ella siempre firmó y se identificó como Clorinda Matto de Turner y si nos proponemos ser fieles a su identidad tendríamos que considerar su apellido de casada completo. Sin embargo, en nuestra contemporaneidad, el apellido del esposo con el complemento “de” adelante que indica posesión es muy cuestionado por una proporción importante de mujeres. Como en estas conferencias escénicas leemos a Clorinda Matto desde los feminismos contemporáneos, pensamos que sería más apropiado referirnos a ella sin el “de Turner” que ahora nos suena raro.

Quitar el “de Turner” como una declaración de principios.

Así es, una declaración de principios que surge de habernos apropiado de las lecturas de sus textos, de haber hecho nuestras, como colectivo, sus novelas, sus artículos de prensa, sus relatos y su figura de escritora, para ponerla en diálogo con nuestras inquietudes y preocupaciones como peruanas del siglo XXI.

¿Por qué elegir las veladas que organizaba Clorinda Matto como punto de partida de esta puesta en escena?

La elección de las veladas tiene que ver con la historia de nuestro proyecto. Hace unos años nos reunimos seis amigas para conversar sobre Matto y traer su figura al presente. Nos parecía una figura ancestral importante: escritora prolífica, política y polémica, ensayó todos los géneros literarios, y aunque el concepto de activismo feminista no existía aún en su época, ella vio que la escritura era un espacio importante para hacer activismo. En nuestro afán por acercarnos a ella, viajamos a Cusco para visitar las tres casas donde vivió, en la plaza San Francisco, Calca y Tinta, y nos dimos con la sorpresa de que ninguna de estas casas tenía placas que la nombraran.

¿Cómo surgieron las veladas literarias y cuál era su importancia en la época?

Sus veladas tienen un antecedente directo: Juana Manuela Gorriti, escritora argentina que llegó a Lima hacia mediados del siglo XIX y se integró al grupo de los románticos, que Palma llamó “La bohemia”. Gorriti abrió su casa a las escritoras de su tiempo y convocó a escritores y escritoras para que leyeran sus producciones en las veladas, el hilo conductor estuvo marcado por una agenda que promovía la inclusión de las mujeres en la educación, el trabajo y el ámbito cultural, lo que dio origen a la primera generación de mujeres ilustradas del Perú. Después de la Guerra del Pacífico, Matto refundó estas veladas a pedido de Gorriti. Su importancia radica en que, además de continuar la tradición, incorporó un espíritu peruanista: invitaba a artistas y escritoras de provincias, ampliando el radar cultural nacional, sobre todo en los Andes, y consolidando un espacio literario femenino muy relevante. 

El título de las conferencias escénicas, Casa Velada, alude a estas veladas que tuvieron lugar en su casa y a la invisibilización histórica de creadoras como Matto y Gorriti. Hoy, como su casa es una pollería destartalada, resulta difícil imaginar el ambiente en que ahí se reunían escritoras y artistas. Por eso, hablamos también de desvelar a estas ancestras veladas, rescatar su legado y hacer visibles sus contribuciones.

¿Por qué cree que existe este olvido hacia las casas de Clorinda Matto?

En las instituciones literarias y culturales de nuestro país, que son las encargadas de definir, conservar, validar y difundir el arte nacional, ha prevalecido un claro carácter masculino que ha minimizado o minorizado la literatura de autoría femenina. En los casos en que las escritoras hayan tenido hijos, ellos han podido preservar su memoria, pero ni Clorinda Matto, ni Mercedes Cabello, ni Zoila Aurora Cáceres ni tantas otras escritoras tuvieron hijos. Si ni el Estado ni las instituciones nacionales intervienen en la recuperación de sus casas como lugares de memoria, ¿quién lo haría? 

Como colectivo planteamos que este olvido es una forma de violencia simbólica: recordamos héroes, escritores y próceres, pero olvidamos a las mujeres que contribuyeron al país. Siempre hubo grandes figuras femeninas, pero recién desde los años 80, y sobre todo en este siglo, el activismo académico, artístico y callejero ha exigido colectivamente su reconocimiento y su derecho a la memoria. Más allá de esta primera generación de ilustradas, hoy recuperamos saberes sobre mujeres como Francisca Zubiaga, Juana Manrique de Luna, Manuela Sáenz, las hermanas Toledo, Ventura Ccalamaqui, desde un enfoque emancipatorio que antes, si es que tenía voz colectiva, no se oía con la fuerza de ahora. 

Es una problemática todavía muy vigente en nuestra realidad y de la cual Clorinda Matto habló en su obra. 

En el corazón del universo narrativo de Clorinda Matto está el tema del abuso sexual hacia las mujeres de etnias y clases distintas, de campesinas, mistis, notables y señoras de Lima, en una época en que era impensable tocar el tema. Su voz es muy contemporánea. Y, aun así, no tenemos una placa recordatoria en ninguna de sus casas, que es lo que nos toca promover ahora. 

Es una manera de cómo también el arte puede concretizarse en medidas públicas.

Tengo fe en el aterrizaje de esa parte del proyecto.

Hablar de esto nos trae a colación la idea de tomar acción a través de la investigación y la creación. ¿Cómo ha sido este proceso de investigación para realizar Casa Velada? 

De las seis creadoras de la obra, dos ya veníamos investigando a Clorinda Matto y habíamos publicado sobre ella, así que partimos de una base sólida. Había mucha literatura crítica disponible y nuevos documentos en proceso de recuperación. Nuestro trabajo fue reunir ese material, depurarlo y decidir en qué enfocar una obra que, de por sí, es muy vasta. Las acciones escénicas toman escenas de sus novelas y libros de viaje y las teje a las conferencias escénicas que a su vez van vinculando las violencias del siglo XIX y las del XXI. Es, ante todo, un ejercicio de memoria. Optamos por mirar a Matto desde tres formas de violencia que atravesaron su vida y que dialogan con el presente.

¿Cuáles fueron esas formas de violencia?

La primera es la violencia económica. Matto era viuda, no parece que hubiera tenido respaldo familiar, y necesitaba trabajar en un tiempo en que se asumía que el padre o el hijo debían sostener a las mujeres solas. Tocó puertas dentro y fuera del país hasta conseguir trabajo en La Bolsa de Arequipa, luego en Lima en El Perú Ilustrado y ya exiliada en Buenos Aires como profesora en la Escuela Comercial de Mujeres y en la Escuela Normal. Esa lucha por la autonomía económica sigue vigente: la brecha salarial y las trabas económicas para las mujeres no han desaparecido.

La segunda es la violencia clerical. Matto denunció los abusos sexuales de sacerdotes contra mujeres campesinas y de élite, y en sus novelas abordó incluso la violación en el confesionario. Fue un gesto de enorme valentía en un país donde el catolicismo era la única religión que el Estado protegía. Sus denuncias resuenan hoy con casos como los del Sodalicio en el Perú, pero también los legionarios de Cristo en México.

La tercera es la violencia política. Al fundar el bisemanario Los Andes para apoyar la campaña de Cáceres, Matto se convirtió en enemiga de los coalicionistas que no pararon hasta saquear su casa y destruir su imprenta. También fue blanco de la sátira malévola de Juan de Arona. Esa hostilidad hacia las mujeres en política, sobre todo hoy en regiones, sigue siendo una realidad.

¿Cuál ha sido el recibimiento que ha tenido la obra? ¿Cómo ha sentido usted a estas nuevas generaciones que quizás están conociendo la figura de Clorinda Matto, que están acercándose a ella por primera vez?

El recibimiento fue estupendo. La Casa O’Higgins estuvo llena en las tres fechas. Los comentarios que recibimos fueron conmovedores. Incluso hubo gente que nos dijo que lloró, otros nos decían que no conocían a Clorinda, pero que ahora querían leerla. Hemos recibido agradecimiento por desvelar esta figura.  En contraste con una tesis o un artículo académico, el teatro interpela a las emociones del público, lo que ha sido una experiencia nueva para algunas de nosotras en el colectivo.

¿Cómo ve usted actualmente el panorama de las letras y el arte hecho por mujeres en Perú?

El arte y la literatura de autoría femenina en Perú ha eclosionado hace décadas, pero ahora pisa mucho más firme. Hay un público de mujeres consolidado que sigue multiplicándose, y hay un apoyo creciente de editoriales dedicadas a autoras, y de galerías y museos a las artistas, que atraen además a un público activo y dinámico.

Porque es un arte que interpela y desafía, que se propone denunciar y transformar, y a veces incomoda, porque entra en áreas que aún pueden ser tabú, como la sexualidad femenina o el cuerpo, que históricamente han sido objeto de la mirada masculina. Darle la vuelta a esa mirada es un desafío en una sociedad machista como la nuestra.

Para finalizar, ¿cómo cree usted, como estudiosa de su vida y obra, que a Clorinda Matto le gustaría ser llamada hoy: Clorinda Matto o Clorinda Matto de Turner?

Clorinda fue una mujer de su tiempo y parece que tuvo un matrimonio feliz con un inglés que la apoyaba en su proyecto de ser escritora. En su tiempo hubiera querido quedarse con el “de Turner”, pero creo que, si volviera a nacer, sería para otra vez ser una mujer de su tiempo, del Perú del siglo XXI y lo más probable es que se despojaría del apellido de su esposo al firmar sus textos. Pero es difícil afirmarlo. 

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