El teatro, un espacio de resistencia ante la pandemia
La dramaturga y directora de teatro Mariana de Althaus presentó, en el Centro Cultural PUCP, la obra Trucos para ver en la oscuridad, una propuesta de autoficción que profundizó en ese desconcierto que representó el confinamiento por la pandemia. Y es allí donde el teatro y el sentido de comunidad tienen que prevalecer.
Hoy hemos aprendido, de alguna forma u otra, a convivir con la pandemia. De a pocos nos vamos haciendo un poco más libres. Sin embargo, es inevitable, de cuando en cuando, rememorar el inicio de todo: ese pasado reciente de encierro, incertidumbre, miedo y soledad.
Sobre el recuerdo de ese momento surge la obra de autoficción Trucos para ver en la oscuridad, escrita y dirigida por Mariana de Althaus, egresada de la Especialidad de Literatura de la PUCP, y reconocida directora de teatro y dramaturga.
En esta puesta en escena, la actriz Alejandra Guerra dio vida, justamente, a Mariana, una directora de teatro limeña que sufre una crisis durante el confinamiento en la pandemia. Y esta obra, que se presentó en el Centro Cultural PUCP entre junio y julio, visibilizó al teatro como un espacio de resistencia.
“En medio de la pandemia, más desconectados que nunca a pesar de los aparatos tecnológicos, muchos recordamos que el teatro es uno de los pocos acontecimientos culturales que nos quedan como creadores de comunidad”, expresa de Althaus.
“Históricamente, el teatro responde a la realidad, a los traumas sociales, políticos y culturales. Siempre es un espacio para cuestionar el relato oficial y también para generar preguntas a la sociedad”.
En ese sentido, continúa, esta pandemia nos aclaró que “el teatro debe construirse desde su especifidad, en lo que tiene de único para aportar a la cultura”. Por ello, agrega, “decidí escribir un monólogo de autoficción que expresara esa necesidad humana de teatro, de comunidad, de resistencia”.
Porque, como lo entiende la dramaturga, es, en estos momentos, cuando el teatro se posiciona y prevalece. “Históricamente, el teatro responde a la realidad, a los traumas sociales, políticos y culturales. Siempre es un espacio para cuestionar el relato oficial y también para generar preguntas a la sociedad”, recalca. En sí, explica, es inevitable que no solo el teatro, sino otras expresiones del arte y la creación, recojan estas interrogantes que ha generado la pandemia.
La investigación para crear
Mariana de Althaus cuenta que la autoficción “es un género literario-teatral que permite, a partir de las experiencias personales, contar una historia que tenga muchos elementos de ficción, pero la idea es ofrecer una mirada personal de lo que pasa en el mundo”.
Para ese desarrollo, cuenta, “siempre trato de investigar, leer lo que estoy escribiendo”. Por ello, para esta obra recurrió a la biografía de Peter Brook, de Konstantín Stanislavski, de William Shakespeare, las cartas de Antón Chejov o Tennessee Williams. En sí, como cuenta, textos biográficos o autobiográficos de dramaturgos y directores de teatro que le permitieran contar una historia que vaya más allá de ella misma.
Lo que nos deja la pandemia
“Aún no sabemos lo que nos dejó la pandemia como comunidad. No creo que podamos vislumbrar sus consecuencias a corto plazo. En el caso del Perú, tenemos que aceptar que la pandemia agudizó las diferencias y nos hizo ver, con más claridad, todas las heridas que tenemos como construcción social. Nos hemos quedado como en carne viva. Creo que, en los próximos años o décadas, vamos a tener que dedicarnos a reconstruirnos y también a perdonarnos con el daño que nos hemos hecho como sociedad”, finaliza Mariana de Althaus.