Un invento para investigaciones desde un enfoque ético

“La necesidad de optimizar y disminuir el trabajo con animales de investigación contando con mejores maneras de estudiar células en cultivo surgió hace algunos años junto con socios de la empresa farmacéutica veterinaria Ilender, mientras hacíamos una lluvia de ideas sobre diferentes necesidades de innovación tecnológica que ellos habían percibido”, explica la Dra. Fanny Casado, docente del Departamento de Ingeniería.

De esta manera, en el 2018, cuenta, pudieron identificar como problemática la falta de métodos apropiados para que células en cultivo reciban excitaciones mecánicas para poder crecer y madurar, y así reemplazar ciertos estudios de toxicidad en animales.

El proyecto financiado por un fondo del Banco Mundial administrado por el Fondecyt consistió en el desarrollo de un sistema para el cultivo de células que esté específicamente diseñado para generar excitaciones mecánicas mientras las células están siendo cultivadas.

“Se inició con un rediseño de las características internas de pocillos para el cultivo de células, que son el estándar actual en la industria farmacéutica y biotecnológica”, explica Casado, quien es la inventora principal.

Luego, estas propuestas de diseño fueron optimizadas empleando métodos computacionales y se implementaron prototipos para validar su viabilidad de fabricación.

“Este esfuerzo originó características que cumplen con los criterios de patentabilidad de ser novedoso, tener nivel inventivo y con aplicación en alguna industria. De manera que, junto con el profesor Etsel Suárez, tenemos una aplicación para patente de invención en proceso que fue finalista del Concurso de Invenciones de Indecopi del 2022”, completa.

Actualmente, explica la investigadora, están en el proceso de mejorar las características de biocompatibilidad de los materiales de fabricación, compatibilidad con otras tecnologías de las herramientas que se usan en la industria farmacéutica y biotecnológica. Además, están buscando financiamiento para probarlo con diferentes tipos celulares.

Mirada desde el sector privado

Carlos Sialer, gerente de I+D+i de Ilender, explica que representa a una corporación empresarial presente en 16 países, que se dedica al desarrollo, producción y comercialización de productos farmacéuticos y aditivos alimentarios innovadores de uso veterinario.

En ese sentido, explica que este proyecto conjunto con la PUCP apunta a minimizar el impacto del desarrollo de productos pecuarios haciendo uso de animales vivos. “De este modo, mostramos nuestro legítimo interés por minimizar el daño físico innecesario al animal, buscando y usando alternativas que demuestren nuestros principios éticos. El producto de este proyecto es una alternativa que puede sustituir de forma racional el uso de animales de experimentación para ciertos ensayos”, dice.

Explica que este proyecto nace de la interacción constante entre Ilender y PUCP. “De ambos lados, se ha brindado la experiencia que ha permitido alcanzar este gran objetivo, un producto innovador que además cumple con el Código de Ética de animales de Experimentación, ya que hace énfasis en promover el uso del modelado de ordenador y de cultivos celulares como métodos alternativos de investigación, caminos excelentes para reducir el número de animales utilizados en investigaciones», finaliza.

Dra. Fanny Casado, ¿por qué es importante el reconocimiento del proyecto en el Salón de Invenciones de Ginebra 2023?

El Salón de Invenciones de Ginebra es un referente pues es un evento que tiene una larga trayectoria. Congrega a inventores de todo el mundo y a jueces que son expertos en la transferencia de diferentes clases de invenciones. Por ejemplo, nuestra invención pertenece a una megaclase que agrupa a invenciones relacionadas con usos paramédicos, de salud e higiene, alimentación, bebidas y cosméticos. La PUCP participa desde hace varios años y es reconocida como una de las pocas instituciones en Latinoamérica que consistentemente recibe premios en las diferentes categorías en que ha participado. Este año fui la única latinoamericana presente. Este reconocimiento representa una validación externa por parte de jurados de talla internacional sobre la relevancia de las invenciones para resolver problemáticas que pueden ser atendidas.