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UN CAMINO SOBRE EL AGUA

Agua Lite, creado por tres estudiantes de la PUCP, cumple dos objetivos importantes: ayudar a las familias sin acceso a la red pública a gestionar su consumo de agua y brindar datos a entidades estatales para optimizar el servicio hídrico. Esta propuesta obtuvo el tercer lugar en Innovation Challenge 2025, un programa de innovación que reconoce a las mejores soluciones a desafíos reales con impacto social.

Vicerrectorado de Investigación
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Créditos y Fecha de Publicación

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Lo que empezó como una amistad, con el tiempo se convirtió en una colaboración comprometida con la sociedad. Juan Alvites (Ingeniería Civil), Abraham Calderón (Economía) y Carlos Casanatán (Ingeniería Industrial) se conocieron en 2017 en el Colegio de Alto Rendimiento de Áncash, y años después se animaron a unir sus conocimientos para enfrentar una problemática de la realidad peruana: el acceso limitado y el uso eficiente de agua en zonas sin red pública. 

Así nació Agua Lite, una propuesta que combina enfoque social y tecnología de bajo costo. Con ella, los tres amigos –y ahora compañeros de equipo– obtuvieron el tercer lugar en la Final Interuniversitaria del Innovation Challenge 2025, organizada por Equipu y la Secretaría de Gobierno y Transformación Digital de la PCM, y realizada en la Universidad Nacional del Santa (UNS). 

Entre el inicio de la amistad y este logro emprendedor pasaron muchas cosas, y se superaron no pocos retos. Tal vez el mayor de ellos fue encontrar el equilibrio entre la vida académica –trabajos, exámenes, horarios universitarios– y el desarrollo del proyecto que tenían en mente. No fue fácil, pero los movía una idea clara: crear una solución útil para las comunidades con acceso limitado al agua. Esa convicción fue su impulso. “Desde el inicio, tuvimos claro que queríamos trabajar en algo que realmente tuviera impacto en la vida de las personas”, afirman los integrantes del equipo.

Rediseñar para mejorar

Otro de los desafíos llegó tiempo después, durante la fase final del Innovation Challenge 2025. Aunque ya habían validado su prototipo, recibido retroalimentación y contado con el interés de potenciales usuarios, el grupo tomó la iniciativa de replantear todo desde cero. Fue una decisión valiente. Dejar atrás la primera versión significó reconstruir la estrategia completa, desde la idea base hasta los componentes y su aplicación. No lo vivieron como un retroceso, sino como un aprendizaje y una apuesta por algo más concreto, útil y viable. Hoy, cuando miran atrás y recuerdan ese momento, los tres coinciden en que esa determinación fue clave para fortalecer la propuesta.

Lo que nunca se puso en duda fue el espíritu social. Como una de sus primeras acciones, el equipo decidió acercarse a las experiencias de familias que viven con escasez de agua en las periferias de Lima. Escuchar sus relatos y comprender sus necesidades les dio el impulso para que sus ideas se materialicen. Así fue como diseñaron Agua Lite, un sistema que cumple dos objetivos principales. Primero, brindar a las familias información clara sobre su consumo a través de tecnología de fácil acceso. Segundo, entregar a entidades públicas datos importantes para una mejor planificación del servicio. 

Un aporte diferente

Para lograr estos objetivos, Agua Lite tiene como elemento innovador a Tuki. Este es un sensor de bajo costo que mide el nivel de agua en tanques domésticos y que incorpora una pequeña pantalla con un código QR, una solución ingeniosa que permite a las familias acceder, a través de la app de Agua Lite, a información sobre su consumo diario en tiempo real. Este mismo sistema les ofrece reportes históricos y la opción de compartir sus datos con una base central. No solo se empodera a los hogares de asentamientos humanos –sin red o medidores de agua de donde puedan obtener estos datos– para tomar decisiones informadas sobre el uso del agua, sino que también se construye una fuente de información valiosa y geolocalizada para las entidades públicas que deseen contar con el servicio que brinda Agua Lite. 

Gracias a este sistema, instituciones como Sunass o Sedapal podrían identificar zonas con mayor o menor consumo, prever con más eficiencia el envío de cisternas y contar con una base robusta para elaborar diagnósticos, reportes o análisis costo-beneficio fundamentales en la formulación de políticas públicas. “Si los datos muestran que en cierta zona sería más eficiente instalar una red pagada en cuotas, eso marcaría un antes y un después. Con datos claros, se puede tomar decisiones reales; con incertidumbre, no hay impulso para invertir”, explican los creadores de esta propuesta. Por eso, el lema: “Agua Lite: datos tan claros como el agua”. 

Labor que continúa

El trabajo no se detiene ahí. Juan, Abraham y Carlos ya están desarrollando nuevas funciones para Agua Lite, como la medición de pH, la turbidez y los niveles de cloro. Lo que buscan es que los usuarios, además de conocer cuánta agua utilizan, también sepan si esta es apta para el consumo humano. “No se trata solo de medir –explican–, sino de que realmente sirva a las personas”. Mientras ellos continúan mejorando el proyecto, entidades públicas como Sunass y Sedapal ya han mostrado interés concreto en su implementación. Si todo sale bien, aquella amistad entre tres escolares, nacida en 2017, tendría el apoyo para llevar soluciones viables a quienes más necesitan de ellas.

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