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Institucionales

Reflexión y diálogo sobre la diáspora africana

El Museo Afroperuano de Zaña (Lambayeque) ha realizado un importante donativo que incluye soportes audiovisuales y libros, así como documentos y archivos. Todo este material permitirá seguir profundizando en las investigaciones de una población con una historia dolorosa, pero con una identidad vigente en la sociedad.

Vicerrectorado de Investigación
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Entre el siglo XVI y finales del siglo XIX, cerca de 12.5 millones de africanos fueron llevados como esclavos a diversos lugares del mundo. “Con una particularidad: los colonialistas, los esclavistas, los educaron con un nuevo idioma de su propio país”, menciona el Dr. Luis Rocca Torres, sociólogo y director del Museo Afroperuano de Zaña, en Lambayeque.

Por ello, señala, una característica de la diáspora africana es la diversidad de idiomas; por ello, es difícil y laboriosa la unificación.

El investigador indica que, al llegar al Perú, tuvieron un trabajo muy importante de carácter productivo en la economía nacional a partir de su labor en las casas, haciendo azúcar, trabajando con el algodón, en la minería, como artesanos, como albañiles, como mujeres costureras o amas de casa.

Por su parte, la Mag. Maribel Arrelucea, docente del Departamento de Humanidades, señala la importancia de profundizar el estudio de la población africana y afrodescendiente porque “permite conocer la experiencia de un colectivo que fue convertido en una cosa, en un objeto o una mercancía”.

Explica que la historia de los colectivos que fueron deshumanizados ayuda también a entender estos procesos, pero al mismo tiempo a la búsqueda de justicia. “No solo es devolverles la humanidad, sino también un sentido de dignidad”, dice Arrelucea.

En ese sentido, indica que si bien la esclavitud como tal se eliminó por un decreto en el siglo XIX, es un conjunto de prácticas que subsisten en nuestra sociedad. “No es estudiar la esclavitud solo como algo del pasado, sino que está como un rezago de este. Deshumanizar a la persona no es una práctica del pasado, es completamente actual”, infiere.

La lucha, resistencia e identidad de la población afroperuana siguen vigentes en cada paso de nuestra historia. “Sin embargo, cuando pensamos en los afrodescendientes, siempre la gente piensa en deportes, comida, música y bailes. Pero su presencia va más allá de eso”, dice Arrelucea. Y, como tal, forman parte y están presentes en todos los sectores de la sociedad.

Museo Afroperuano de Zaña

“El museo, que se inauguró en 2005, rescata la memoria de la población afrodescendiente de Zaña. Reconoce sus orígenes africanos y el significado de la esclavitud de una manera directa y viva, porque se transmitía de generación en generación”, cuenta Luis Rocca, su director.

En el museo, se presenta la sala de castigos y torturas, la música de la costa peruana, la lucha antiesclavista en el continente y la relación de los principales líderes de América Latina que han luchado contra el esclavismo, entre otras colecciones, dice.

“Los propios campesinos mayores también han hecho la Sala del campesino, donde se ve la cantidad de herramientas de trabajo que tenían. Las mujeres también han reivindicado su valor. La mujer fue el centro para sostener el hogar y la familia, cuidar a los hijos, la salud, la educación y la vestimenta”, dice Rocca.

Y, desde ese histórico lugar, se desarrollaron diversas investigaciones que permitieron la reivindicación de la población afroperuana. “Hemos logrado que varios componentes de la cultura afroperuana sean Patrimonio Cultural de la Nación, como el checo, que es un instrumento de percusión”, cuenta.

También se elaboró un expediente que fue aprobado por la Unesco y logró que el distrito de Zaña sea reconocido como “Sitio de la memoria de la esclavitud y la herencia cultural africana”.

Por su parte, Maribel Arrelucea resalta el valor de este lugar que es imprescindible para la identidad afroperuana. “Un museo no solamente te llena de objetos, de conocimientos y datos, sino que debe tocarte el alma y debe salir con algo para poder cambiar también la manera en que vemos el mundo y cómo nos conducimos”, explica.

En ese sentido, “el museo fundado por Lucho Rocca es de vital importancia porque primero te acerca a la persona, a la vida y a las experiencias cotidianas de afrodescendientes en una comunidad rural. No es una historia contada desde Lima, sino desde fuera de Lima, desde el norte peruano”.

La investigadora destaca que, cuando uno visita el museo, llama la atención que se puede tocar los objetos. “Además, los visitantes, cuando llegan, reciben información, emociones y sensaciones de la gente del lugar que guía en el museo. Es importante escuchar la versión de su historia”, dice.

“Luis Rocca sostiene la idea de memoria colectiva, un concepto muy importante. Los museos se construyen desde el lado académico, pero a veces no tomamos en cuenta a la comunidad”, explica Arrelucea.

Un donativo de valor 

El Museo Afroperuano de Zaña realizó un donativo a nuestra Universidad que incluye 500 soportes audiovisuales con grabaciones de audios de música, testimonio de afroperuanos y de la diáspora, así como aproximadamente 400 libros y documentos sobre la historia y cultura afroperuana.

“Estamos entregando estos materiales para que haya mayor acceso de los investigadores nacionales y extranjeros que estén interesados en las artes, la cultura y la historia de los afroperuanos”, dice Luis Rocca.

Maribel Arrelucea incide que este donativo es de suma importancia porque considera que abrirá nuevos canales de comunicación y novedosas investigaciones para preguntarnos qué pasó antes, para replantearnos qué estamos haciendo ahora y hacia dónde estamos yendo en el tema afroperuano.