¿Qué es y por qué necesitamos de una ciencia que sea abierta?
En un mundo donde los desafíos sociales y ambientales se aceleran, la necesidad de conocimiento científico que nos ayude a comprender y plantear soluciones novedosas cobra mayor relevancia. En este marco, hablar de ciencia abierta no resulta trivial, sino que constituye una apuesta ética y estratégica para acelerar la generación y la difusión del conocimiento.

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Por: Pedro Bernal | Jefe de la Oficina de Investigación (VRI-DFI)
La Recomendación de la Unesco sobre Ciencia Abierta (Unesco, 2021) la define como un conjunto de prácticas, infraestructuras y principios que promueven la transparencia, la colaboración y el acceso sin barreras a publicaciones, datos, software y procesos de investigación. Dicho marco, adoptado por 194 países, incluyendo al Perú, sitúa a la ciencia abierta como un medio para reducir las brechas de conocimiento y aumentar el impacto social de la ciencia.
El problema actual que la ciencia abierta pretende resolver está vinculado a la forma “tradicional” de generar y difundir el conocimiento. Estos pueden ser resumidos, principalmente, en lo siguiente: 1) gran parte de la literatura científica sigue con un acceso restrictivo y oneroso, 2) los datos de investigación están dispersos o inaccesibles, y 3) los incentivos académicos no siempre reconocen la compartición de datos.
Así, iniciativas como la Budapest Open Access Initiative (BOAI), creada el 2002 y que involucra a la comunidad científica, marcaron el inicio de movimientos que promueven la ciencia abierta avanzando hacia políticas más integrales que incluyen no solo artículos, sino también datos, software y evaluaciones abiertas
Por su parte, iniciativas como el Plan S, impulsado por financiadores agrupados en la cOAlition S, exige que los resultados financiados con fondos públicos estén con acceso abierto inmediato y con licencias que permitan su reutilización. De hecho, el Perú, a través de Prociencia, incluye la condición de registrar los datos de investigación de los proyectos que financian.
Ciencia para todos
Los beneficios de la ciencia abierta son cada vez más, y se evidencian en que esta acelera la validación y la reutilización del conocimiento, fortalece la reproducibilidad, y favorece la colaboración internacional, como documenta la OCDE al analizar el impacto de políticas de fomento de la ciencia abierta en publicaciones y datos (OECD, 2021).
«Los beneficios de la ciencia abierta se evidencian en que esta acelera la validación y la reutilización del conocimiento, fortalece la reproducibilidad, y favorece la colaboración internacional».
Gracias a estas acciones, muchas universidades y consorcios ahora firman acuerdos transformativos que permiten leer y publicar con acceso abierto en las mismas revistas. Los repositorios institucionales también se han modernizado: hoy son más fáciles de usar, conectan artículos con sus datos y proyectos, y cumplen estándares internacionales para que el conocimiento sea más visible. Además, surgieron nuevas métricas que no solo miden cuántas citas recibe un artículo, sino también si está con acceso abierto, si comparte datos o si el código está disponible.
No obstante, aún persisten desafíos que son necesarios considerar: 1) costos de publicación (APC) desalineados con el presupuesto de las universidades de países con economías emergentes, 2) capacidades dispares para gestionar datos y construir sistemas de gestión de la investigación, 3) marcos jurídicos complejos que limitan compartir e intercambiar datos de forma segura y respetando los derechos de propiedad intelectual, y 4) la necesidad de cambiar los incentivos de evaluación académica para reconocer prácticas de ciencia abierta, sin desmerecer la calidad y excelencia que debe regir en todos los resultados de investigación.
Encuentro en la PUCP
En este contexto, la PUCP impulsa una ciencia más accesible, transparente y colaborativa mediante iniciativas como su repositorio institucional, que preserva y difunde tesis, artículos y otros resultados de investigación con acceso abierto, brindando visibilidad global a su producción académica. Además, la comunidad universitaria se beneficia de acuerdos transformativos que facilitan la publicación en revistas de alto impacto y de revistas universitarias open access sin cobro de APC, ampliando la circulación del conocimiento y reforzando el compromiso institucional con la apertura responsable.
Finalmente, las revistas institucionales mantienen presencia en Scopus y SciELO, todas superaron el cuartil Q4 en Scimago y algunas alcanzaron el nivel Q2. Los resultados positivos alcanzados por las revistas de investigación son fruto del trabajo articulado entre el Vicerrectorado de Investigación y el Sistema de Bibliotecas, lo que permite que la comunidad de docentes de la PUCP y de otros países puedan publicar en revistas de calidad y con acceso abierto.
«Aspiramos a que cada artículo, dataset, protocolo o código que se genere en la PUCP llegue más lejos, se reutilice y mejore decisiones de políticas públicas, emprendimientos tecnológicos, así como soluciones culturales y sociales».
En este marco, el Encuentro ICI (Investigación, Creación e Innovación) de la PUCP destaca esta visión, pues es un espacio para visibilizar resultados, compartir buenas prácticas, y dialogar sobre nuevos estándares sobre ciencia abierta en colaboración con actores públicos, privados y de la sociedad civil. La meta no es solo generar más conocimiento de calidad y excelencia académica, sino también compartir más este conocimiento. Siguiendo esta idea, aspiramos a que cada artículo, dataset, protocolo o código que se genere en la PUCP llegue más lejos, se reutilice y mejore decisiones de políticas públicas, emprendimientos tecnológicos, así como soluciones culturales y sociales.
De esta manera, la ciencia abierta no es un fin en sí mismo: es el medio para acelerar aprendizajes, reducir desigualdades y multiplicar impacto.
En esta columna

Pedro Bernal
Jefe de la Oficina de Investigación (VRI-DFI)