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PIBA: arte, ecologías y conservación en Oxapampa

El Proyecto Integraciones Bosque-Arte (PIBA) es una iniciativa de investigación-creación que se desarrolla en los bosques nubosos de Oxapampa, un área reconocida por su biodiversidad y declarada por la Unesco como Reserva de la Biósfera. Su propósito es fortalecer nuestra relación con la naturaleza mediante prácticas artísticas, generando espacios de integración, sensibilización afectiva y acciones de conservación que puedan inspirar experiencias replicables en otras regiones del país.

Vicerrectorado de Investigación

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En el Perú, el arte se reconoce solo de manera parcial como agente de cambio cultural y ecológico. Su capacidad para influir en la conciencia social, promover la educación ambiental y acompañar procesos de transformación comunitaria no siempre se valora ni se integra de forma sistemática en políticas públicas, programas educativos o proyectos ambientales.

Ante esta realidad, el Grupo Fragua: Escultura y Creación Artística decidió actuar. Sus integrantes, pertenecientes al Departamento Académico de Arte y Diseño de la PUCP, elaboraron el Proyecto Integraciones Bosque-Arte (PIBA) con un propósito claro: imaginar, ensayar y promover prácticas de arte integrativo y ecológico en vinculación con el bosque de neblina, para, desde la creación artística como medio sensorial, experiencial y afectivo, catalizar el desarrollo de afectos, de la conciencia ecológica y de la sensibilización hacia la importancia de la conservación de los ecosistemas de bosque de neblina.

El bosque como espacio de cocreación

Para el Grupo Fragua, el arte tiene la capacidad de despertar vínculos afectivos con la naturaleza. Actúa como un puente que comunica a las personas con los ecosistemas, y fomenta una relación más consciente y responsable con su cuidado. “A través de él se promueve una mirada atenta, sensible y ética hacia lo vivo. Queremos que las experiencias que diseñamos con el proyecto trasciendan la mera contemplación y avancen hacia una comprensión sanadora que disuelva la dicotomía naturaleza–cultura”, comentan los integrantes del grupo.

El proyecto se desarrolla en los bosques nubosos de Oxapampa, desde el enfoque de investigación-creación dentro de un área de conservación privada (ACP) reconocida por el Ministerio del Ambiente. Ahí, en medio de la naturaleza, el trabajo avanza en etapas que incluyen la exploración conceptual, la labor de campo, la producción de obras artísticas, y el desarrollo de dispositivos de mediación cultural y educativa. Además, se cuenta con aproximaciones directas al territorio, talleres participativos con comunidades -combinando saberes académicos y locales-, creación artística situada, exposiciones, publicaciones, y otras formas de intercambio y conocimiento.

Desde el enfoque de investigación-creación se busca abordar, de manera metodológica, la cocreación con el entorno, vinculando artistas, ecosistemas, comunidades y especialistas en conservación para, desde acciones concretas, hacer sinergias con proyectos de conservación activos en el Perú.

“No buscamos poner objetos artísticos en el bosque, sino desde procesos de investigación-creación, explorar maneras de cocrear con sus ecosistemas, y, desde la creación artística, activar procesos de mediación cultural y educación ambiental haciendo sinergia con el área de conservación, en un trabajo interdisciplinario que integra especialistas de diversas áreas como artistas, curadores, ingenieros forestales, biólogos, educadores desde el bosque y el arte, y gestores de conservación”.

Un modelo replicable

PIBA propone un modelo replicable que articula universidades, territorios, comunidades y entidades dedicadas a la conservación de bosques y ecosistemas. A través de este enfoque multisectorial, se demuestra que es posible trabajar desde el arte para enfrentar problemas ambientales y sociales, con metodologías que se adapten a cada contexto. “Esperamos que otras universidades, colectivos y comunidades puedan usar este enfoque como punto de partida y desarrollar sus propias experiencias para así generar redes de cocreación”, comenta el grupo.

Este tipo de proyectos es posible gracias al impulso de la PUCP, que proporciona un marco académico, recursos económicos y diversos, y una plataforma institucional para la colaboración interdisciplinaria.

“La PUCP permite que los docentes investigadores-creadores no solo formen profesionales, sino que también impulsen proyectos con impacto social y ambiental”, agregan. Al socializar los procesos y resultados, PIBA espera motivar a otros colectivos e instituciones a desarrollar iniciativas similares. Como afirma el Grupo Fragua: “Solo mediante un esfuerzo colectivo podremos construir una cultura sostenible que integre arte, ciencia y comunidad”. El trabajo que realizan juntos así lo confirma.

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