Ir al contenido principal Ir al menú principal Ir al pie de página

"Necesitamos un Perú más inteligente, un smart Perú, que visualice las políticas públicas hasta el año 2040"

Vicerrectorado de Investigación

Créditos y Fecha de Publicación

Publicado el

Iván de La Vega es sociólogo, magíster en Política y Gestión de Tecnológica, y doctor en Ciencias con mención en Estudios Sociales de la Ciencia. Docente de Centrum PUCP, es además un investigador reconocido globalmente en temas de ciencia, tecnologías emergentes, innovabilidad, políticas en CyT y movilidad científica. Es el autor, entre otros estudios de alto impacto, del artículo “Scientific mapping of artificial intelligence as an emerging field of knowledge”. Este trabajo fue publicado en el Journal Artificial Intelligence Review (de la prestigiosa editorial Springer), número 1 mundial en Scopus y top 10 en la WoS, con un factor de impacto de 11.7. En este estudio, se analiza la evolución del conocimiento científico sobre inteligencia artificial a nivel global y sus ramificaciones hacia nuevos campos de conocimiento que, a su vez, ya tienen capacidades autónomas como el Machine Learning y el Deep Learning

A lo largo de esta entrevista, el experto reflexiona sobre estas cuestiones, destacando las oportunidades y desafíos que enfrenta Perú para generar un desarrollo científico y tecnológico sostenible. Subraya la importancia de diseñar políticas públicas de Estado, de mediano y largo plazo, bien estructuradas. No obstante, aclara que, para ello, es crítico mejorar la calidad de la educación, el sistema nacional de salud y desarrollar capacidades en áreas estratégicas.

¿Cuáles son los principales hallazgos de su estudio sobre la distribución global del conocimiento en inteligencia artificial y qué implicaciones tienen para los países en desarrollo?

Este estudio de mapeo bibliométrico revela que dos países lideran la generación de conocimiento científico en inteligencia artificial. Entre 2010 y 2019, Estados Unidos contribuyó con el 31.56% y China con el 21.12% de todos los artículos científicos publicados en la Web of Science (WoS). Además, identificamos un grupo de 8 países que, aunque no alcanzan a estos gigantes, tienen una participación significativa en la producción científica de este campo. Es importante destacar que, en términos de producción individual, solo 10 de los 174 países que han participado en la producción científica en inteligencia artificial concentran más del 51% de toda la producción en el período estudiado. Esto evidencia una gran asimetría en la distribución del conocimiento, creando brechas que resultan en una marcada desigualdad en el dominio de esta disciplina clave. Estas brechas son especialmente relevantes porque la inteligencia artificial está teniendo un impacto significativo en avances tecnológicos que están remodelando sectores, como la biotecnología, la nanotecnología y la computación cuántica. Para los países en desarrollo, esto significa que, si no se invierte estratégicamente en estos campos, podrían quedar rezagados en la carrera tecnológica global.

Dentro de este contexto global, ¿cómo ve la situación actual de desarrollo de Perú en términos de infraestructura y ciencia y tecnología?

El tema de calidad, incluso de la infraestructura, ya sean viviendas, espacios urbanos, entre otros, está vinculado a los objetivos de desarrollo sostenible (ODS). Existe lo que se conoce como bifurcación del desarrollo, que es la limitada capacidad de las políticas públicas para incentivar la generación de nuevos conocimientos para la resolución de problemas locales, pero con una visión global. Es decir, necesitamos un Perú más inteligente, un smart Perú, que visualice las políticas públicas hasta el año 2040 o incluso 2050, de manera independiente del gobierno de turno. En Perú, tenemos tres o cuatro áreas estratégicas donde podemos desarrollar capacidades, donde el país tiene una ventaja comparativa y competitiva importante. Sin embargo, cuando estamos discutiendo sobre temas, por ejemplo, como quién va a ser el próximo presidente, si la constitución es adecuada o no, si las normativas son apropiadas, acusaciones por corrupción, o si estamos en medio de temas de violencia que debemos resolver, es evidente que hay una limitada capacidad de observar el futuro y plantear la resolución de problemas cuando aún lo básico no está resuelto.

¿Cuáles considera que son esos problemas básicos que aún no están resueltos en Perú?

Un ejemplo, cuando tú vas a países como Finlandia, Suecia o Noruega, y comentas que, en algunos países, existen empresas que se encuentran en procesos de economía informal, no lo entienden, porque en ese tipo de naciones tienen sus problemas básicos resueltos y todo es formal. Tienen una educación de altísimo nivel, sus sistemas de salud son de los mejores del mundo y las organizaciones funcionan. Otro ejemplo, cualquier persona que deja de trabajar recibe un sueldo mínimo equivalente para su manutención durante el tiempo que se encuentre fuera del ámbito laboral, también cuenta con la cobertura médica total. Por eso, el índice de robos y de violencia es muy bajo. Quiero que esto se entienda en su justa dimensión. No estoy diciendo que no haya problemas en ese tipo de sociedades, lo que estoy indicando es el efecto espejo pedagógico. Lo que sí considero relevante es que tienen resueltos los temas básicos. Esto les permite enfocarse en desarrollar empresas basadas en tecnologías intensivas en conocimiento. Mientras tanto, aquí en Perú, no tenemos esos problemas resueltos, lo que limita nuestra capacidad de desarrollo. Esto nos lleva a la conclusión de que si no tenemos esos tres ejes básicos resueltos, como la calidad del sistema educativo, la salud, y la infraestructura física y tecnológica mínima viable, es difícil proyectar un futuro de desarrollo en áreas de vanguardia, como la nanotecnología, la inteligencia artificial o la computación cuántica.

¿Por qué menciona esos tres ejes como fundamentales para el desarrollo?

Cuando observamos a los países líderes en tecnología, como Estados Unidos, China, Japón, Alemania, Reino Unido o Corea del Sur, entendemos que ellos han invertido muchísimo en ciencia y tecnología. Los países top están invirtiendo en áreas de vanguardia, como nanotecnología, biotecnología, ciencias cognitivas, inteligencia artificial, computación cuántica y la convergencia de estas tecnologías. Estos países ya tienen la infraestructura y la educación necesarias para avanzar en estos campos. Si no se resuelven las necesidades básicas como educación de calidad, salud pública eficiente y una infraestructura sólida, simplemente no vamos a estar en capacidad de generar avances en estos sectores. No podemos aspirar a liderar en inteligencia artificial, por ejemplo, si no tenemos la infraestructura de conectividad, como el acceso a 5G, como lo están haciendo otros países como Japón que ya está en 6G. Aquí en Perú seguimos atrapados en paradigmas tecnológicos previos.

¿Cuál cree que sería el primer paso para salir de esta situación?

Un primer paso es la inversión, pero no es una medida aislada. Yo diría que es un conjunto de medidas. Lo primero es poner de acuerdo a la sociedad sobre lo que queremos como país. Convencer a la mayoría, porque no vamos a poner de acuerdo a todos, pero debemos definir el tipo de país que queremos en horizontes temporales visualizados al 2040 y al 2050. Necesitamos una visión temporal de 20 a 25 años, como lo hacen países como Japón. En ese marco temporal, debemos identificar las brechas en áreas como la educación y la salud. Necesitamos una sociedad bien educada y también una sociedad bien atendida desde el punto de vista de la salud. Si no tenemos sistemas sanitarios de atención primaria y secundaria de alta calidad, y no tenemos sistemas educativos bien desarrollados, evidentemente no vamos a generar valor a largo plazo. Por eso, las políticas de Corea del Sur, por ejemplo, son un referente interesante. En un estudio sobre este país, se demostró cómo esa sociedad logró desarrollarse después de la guerra con Corea del Norte. Su proceso se centró en tres ejes fundamentales: salud, educación de calidad y alta inversión en investigación, y el desarrollo para capacidades tecnocientíficas en 5 áreas estratégicas.

¿Qué ejemplo le parece relevante de Corea del Sur para Perú?

Corea del Sur es un ejemplo muy relevante. Después de la guerra, los surcoreanos decidieron enviar a los estudiantes con óptimas calificaciones a las mejores universidades de Estados Unidos y Europa. Esto, a pesar de ser en los años 60 y 70, marcó lo que se conoció como un proceso de brain drain al brain gain (“ganancia de cerebros”). Además de formar a estos jóvenes, crearon centros científicos y tecnológicos que se especializaron en cinco áreas estratégicas. No invirtieron en todas las áreas de conocimiento, sino que se enfocaron en las que consideraron eran de mayor mayor potencial. En dos décadas, Corea del Sur pasó de imitar a los países líderes, como Japón, a innovar en áreas clave utilizando zonas de desarrollo industriales en líneas como siderurgia, electrónica, astilleros, computadoras y tecnologías avanzadas. Pero también crearon y mejoraron aeropuertos, puentes, túneles, carreteras, trenes para mejorar la conectividad y, por esas vías, el comercio nacional e internacional. Esto permitió el surgimiento de empresas como, por ejemplo, Samsung, líder mundial. En 20 años, lograron lo que inicialmente se proyectó en 30 años. Fue una política sostenida de Estado que permitió el desarrollo de capacidades en áreas clave. Este es el tipo de política a largo plazo que necesitamos en Perú, adaptada a nuestra realidad.

¿Cuál es su diagnóstico sobre el rol de los políticos en este proceso?

El liderazgo político es esencial. En el caso de Perú, uno de los presidentes con mayor nivel académico y preparación, a nivel de toda América Latina, fue Francisco Sagasti. Durante su tiempo como presidente, tuvo la oportunidad de implementar políticas estratégicas con una visión a largo plazo, pero, por razones de transición política y la falta de tiempo, no pudo consolidar esas políticas. Si Sagasti hubiese tenido más tiempo y hubiese podido trabajar con equipos de alto nivel, podríamos haber avanzado más en estas áreas.

¿Podemos obtener lecciones de esa experiencia?

La lección más importante es que necesitamos contar con un liderazgo transformacional auténtico, que se sustente en tener una visión clara del futuro y que sea capaz de comunicar esa visión de manera accesible para todos. Además, como país necesitamos continuidad en las políticas de Estado, más allá de los cambios de un gobierno específico. Si el país tuviera una política coherente y sostenible en educación, ciencia y tecnología, no importaría tanto quién estuviera en el poder, ya que esas políticas serían parte de una visión de largo plazo. El ejemplo de Sagasti muestra lo importante que es tener a un estadista al mando, pero también resalta la necesidad de lograr una comunicación efectiva para conectar con la ciudadanía y crear consenso.

Finalmente, si pudiera proyectar el futuro de Perú en términos de ciencia y tecnología, ¿cómo sería este?

Si seguimos el camino correcto y resolvemos los problemas fundamentales, el futuro de Perú podría ser muy prometedor. Necesitamos una visión estratégica a largo plazo, que no dependa de los ciclos políticos, sino que esté enfocada en áreas clave y contar definitivamente con un sistema educativo de alta calidad, un sistema de salud inclusivo e inversión en infraestructura física y tecnológica. Si el país se agrupa como sociedad, como lo hizo con la selección de fútbol en el Mundial de 2018, tenemos posibilidad de contar con una hoja de ruta para avanzar hacia un desarrollo sostenible y ser competitivos en la escena global en algunos rubros. Un país como Perú necesita políticas públicas de mediano y largo plazo que fomenten la generación de nuevos conocimientos con una visión glocal, es decir, comprendiendo las tendencias mundiales, pero aplicando el conocimiento localmente. La clave está en establecer metas claras y trabajar hacia ellas de manera constante, con un liderazgo que mantenga ese rumbo a pesar de las dificultades. 

Noticias relacionadas