Memoria nikkei: indagando sobre la migración japonesa al Perú
La diáspora de Japón hacia el Perú tiene características únicas que se hacen visibles en, por ejemplo, patrones funerarios que dan cuenta del encuentro de dos culturas. De esta manera, la firma del convenio de colaboración académica entre el Instituto Riva-Agüero (IRA PUCP) y la Universidad Ritsumeikan (Japón) permitirá seguir profundizando en las investigaciones relacionadas con el legado nikkei en el país.
“Las tumbas de mis bisabuelos se encuentran en el cementerio El Ángel y en sus lápidas se pueden leer sus nombres tanto en español como en kanji (uno de los tres sistemas de escritura japonesa). Además, están las imágenes de Jesús y de María con características más asiáticas que occidentales”, señala el Ph.D. Daniel Saucedo Segami, arqueólogo egresado de la PUCP y docente e investigador de la Universidad Ritsumeikan (Japón).
El 4 de abril de 1899, el buque a vapor Sakura Maru llegó al puerto de Cerro Azul con los primeros 790 migrantes japoneses al Perú. Ese fue el inicio de una migración cuyo proceso de mestizaje, incluso 125 años después, tiene elementos atrayentes para su investigación.
Saucedo, al terminar sus estudios de Arqueología en nuestra Universidad, empezó a mirar la migración japonesa ya no tanto desde la cercanía familiar y cultural, sino desde un enfoque más académico.
“Uno de los temas que más me atrae es la cultura material. Como arqueólogo, me interesa ver cómo va cambiando la identidad de la gente cuando migra. Y uno de los elementos más interesantes que permite ver cuestiones de identidad en arqueología se refiere a los patrones funerarios”, señala.
De esta manera, el investigador ha recogido información sobre cómo son los entierros y los funerales de las familias nikkei (migrantes japoneses y sus descendientes), cómo son las lápidas, qué elementos culturales se preservan y qué otros se van perdiendo.
“Si bien los primeros japoneses que llegaron eran budistas o sintoístas, pudieron adaptar otros elementos de la religión católica inmediatamente”, indica. Agrega que esto se dio, de alguna forma, por una necesidad.
Cuando un migrante fallecía, regresar su cuerpo a Japón era muy complicado. “Entonces, tenían que enterrarlo en un cementerio de acá. Pero en la época, para realizar un entierro en un cementerio católico, el fallecido tenía que ser de esa religión”, explaya.
Esta es una línea de investigación que se busca profundizar a través del convenio específico de cooperación firmado recientemente entre el Instituto Riva-Agüero (IRA-PUCP) y el Centro de Investigación de las Civilizaciones de la Cuenca del Pacífico de la Universidad Ritsumeikan de Japón, este último tiene a Daniel Saucedo como su coordinador.
Un convenio interinstitucional para fortalecer la investigación
A través del IRA-PUCP, el Grupo de Investigación Presencia japonesa en el Perú siglos XVII-XX, creado en el año 2013 por el investigador Rolando Tamashiro, ha realizado diversas publicaciones académicas sobre el tema y ha organizado más de 50 eventos de divulgación hasta la fecha.
Este convenio entre el IRA-PUCP y la Universidad Ritsumeikan recoge el legado de Tamashiro, fallecido en el 2016, y busca desarrollar algunas líneas temáticas, como la cultura material de Daniel Saucedo, otras sobre las redes de contacto entre familias nikkei que se formaron durante los primeros años de la migración y que les permitió, por ejemplo, acceder a más recursos o reforzar asociaciones (desarrollado por la investigadora Patricia Chirinos Ogata).
También está el estudio de la arquitectura nikkei que profundiza, por ejemplo, en cómo elementos culturales japoneses se plasman en los colegios de la colonia japonesa durante la preguerra (desarrollado por el investigador José Hayakawa Casas).
El convenio busca unir esfuerzos entre ambas instituciones para organizar eventos académicos y culturales, la formulación y ejecución de proyectos de investigación de vanguardia, y la elaboración de publicaciones académicas y de divulgación que permitan comunicar los resultados de estas iniciativas tanto a un público especializado como a un público general.
“Como universidad nos interesa crear hubs de investigación que puedan atraer a otros investigadores para realizar estudios de manera interdisciplinaria. La mayor parte de investigaciones sobre el tema nikkei, usualmente, se han desarrollado a partir de esfuerzos individuales. Hay pocas visiones interdisciplinarias que respondan a este proceso migratorio”, explica Daniel Saucedo.
La mayor parte de investigaciones sobre el tema nikkei, usualmente, se han desarrollado a partir de esfuerzos individuales. Hay pocas visiones interdisciplinarias que respondan a este proceso migratorio».
Es importante mencionar que la Universidad Ritsumeikan ha suscrito acuerdos con más de 400 universidades e instituciones de investigación de 60 países y regiones de todo el mundo, y promueve los intercambios de estudiantes y profesores, que incluye programas de estudios e investigación.
Como institución en redes internacionales de enseñanza superior, esta universidad japonesa participa en actividades de educación e investigación a escala internacional.
Incluso, en los años noventa, se firmó un acuerdo de cooperación con varias universidades peruanas como la PUCP. “Esperamos que este nuevo acuerdo entre el Centro de Investigación de las Civilizaciones de la Cuenca del Pacífico de la Universidad de Ritsumeikan y el Instituto Riva-Agüero sea una oportunidad para profundizar más las relaciones de intercambio”, dice Saucedo.
Una migración particular
Uno de los aspectos más interesantes de la diáspora japonesa al Perú es que tiene elementos de una migración planificada. “Como se realizaba a través de empresas, tenemos registro de la gente desde que salía de Japón hasta que llegaba a Perú. No es usual tanta claridad en los procesos migratorios”, indica.
Además, al ser una migración de 125 años, permite estudiarla a través de sus diferentes etapas. “En los primeros 10 a 15 años de su llegada, se empezaron a organizar por profesiones. El elemento de la asociación es muy importante porque también sirvió justamente para poder crear formatos de apoyo económico entre ellos. Por ejemplo, el tanomoshi, que es este conocido sistema Pandero que surge casualmente entre las familias japonesas en el Perú. No es que tenga raíces en Japón”, detalla Saucedo.
La migración japonesa hacia el Perú depara elementos únicos. Este convenio entre el IRA-PUCP y la Universidad Ritsumeikan permitirá seguir profundizando en la comunidad nikkei, cuya historia y vigencia en el país se transmiten desde la sutil cotidianeidad. Quizás los primeros japoneses que llegaron para trabajar en las haciendas de la costa peruana nunca imaginaron que su legado echaría raíces tan profundas. Hoy es parte intrínseca de nuestra identidad nacional.
El dato
De acuerdo a la Asociación Peruano Japonesa (APJ) la población nikkei peruana se estima en 200 mil personas.
“Hay una efervescencia cultural japonesa en el Perú entre el público adolescente”
El Dr. Jorge Lossio, director del Instituto Riva-Agüero (IRA-PUCP), nos cuenta en esta entrevista sobre este convenio con la Universidad Ritsumeikan, que permitirá desarrollar investigación de manera más articulada y profundizar en los estudios sobre la migración japonesa al Perú, un tema al que el propio instituto le ha brindado dedicación.
El Instituto Riva-Agüero ha desarrollado diversos estudios sobre la migración japonesa al Perú. ¿Cómo se inició esa línea de investigación?
Eso hay que reconocerle a Rolando Tamashiro, quien era un investigador muy activo y con muchas ganas de hacer cosas. Estableció muchos contactos y movió investigadores en el Perú que trabajaban temas de migración y presencia japonesa que estaban dispersos. Él los reunió para hacer eventos con diversas instituciones. Ahora, fruto de ese legado tenemos este convenio con la Universidad Ritsumeikan.
Tenemos que rescatar esa multiplicidad de aportes de distintas culturas y países que ha dado lugar a lo que es la identidad peruana actual».rn
¿Qué tipo de investigaciones se han podido realizar a partir del grupo de investigación “Presencia japonesa en el Perú siglos XVII-XX”?
Una línea está relacionada con la migración y cómo se fueron instalando los primeros japoneses. Otra es la presencia japonesa en el comercio, como las bodegas y los cafés, sobre todo a inicios del siglo XX. Luego también hemos abordado aspectos políticos y culturales, como la gastronomía. Hay también una historia vinculada a la agricultura bien importante porque inicialmente hubo mucha presencia de migración japonesa en espacios agrícolas.
¿Por qué es importante, en general, desarrollar investigación sobre los procesos migratorios en el Perú?
El Perú, como sabemos, es un país que se ha ido formando a partir de distintos legados culturales, grupos poblacionales y migraciones. Tenemos que rescatar esa multiplicidad de aportes de distintas culturas y países que ha dado lugar a lo que es la identidad peruana actual.
¿Qué oportunidades abre este convenio y cuál es su importancia para el IRA?
Como instituto y como Universidad nos brinda muchas oportunidades este tipo de convenios, básicamente, por dos motivos: primero, la posibilidad que se abre para que nuestros investigadores empiecen a ir a Japón y que investigadores de Japón vengan al instituto. Por otro lado, las firmas de estos convenios permiten un trabajo mucho más institucionalizado, lo que no ocurre cuando solo se realizan actividades conjuntas sin este marco.
¿Qué temas se pueden proyectar hacia el futuro en este trabajo conjunto con la Universidad Ritsumeikan?
Hay varios temas que se han venido desarrollando desde antes, pero que tienen proyección hacia el futuro. Por ejemplo, los vínculos políticos entre el Perú y el Japón, y cómo se han ido dando a lo largo de la historia. Por otro lado, este año se desarrollará el APEC en el Perú. En ese contexto, tenemos pensado realizar charlas y exposiciones sobre la historia de la presencia japonesa en el Perú. Este convenio nos abre nuevas líneas. Ahora también hay una efervescencia cultural japonesa en el Perú entre el público adolescente con temas distintos a los de hace cien años.
A nivel institucional, ¿cuál es el valor de este trabajo articulado y cómo nos posiciona estratégicamente?
Estas firmas de convenios nos están permitiendo unirnos más con otras unidades de la PUCP que ya vienen trabajando un vínculo mayor con Asia, como el Centro de Estudios Orientales. Ese trabajo unificado también nos va a permitir trabajar de forma conjunta con nuestros pares regionales que ya están desarrollando intercambios y convenios con otras universidades de Japón.