A lo largo de casi año y medio de la pandemia, los esfuerzos cotidianos de las poblaciones para resistir y sobrevivir a las carencias vitales se multiplicaron. Esto sobrecargó de trabajo a mujeres y niñas respecto a los cuidados requeridos no solo por sus familias sino por vecinos de sus comunidades en ollas comunes. A la vez, la violencia contra las mujeres y la violencia de género ha continuado en escala alarmante, los feminicidios y las desapariciones incluyendo niñas y adolescentes. Nos parece fundamental reiterar la gravedad de esta situación y mostrar que, en medio de los riesgos, las mujeres y sus organizaciones despliegan acciones colectivas y estrategias como las ollas comunes y las movilizaciones en diversos escenarios públicos para resistir a la violencia sistemática.