Noticias y eventos
Los paisajes sonoros

Las representaciones visuales – especialmente desde la pintura, la fotografía y el cine – han dominado los imaginarios sobre la ciudad dejando de lado otras formas de experiencia sensorial como lo es, por ejemplo, la sonora. Ellas, si bien sumamente importantes, están generalmente relacionadas con las concepciones de los planificadores y hacedores de la ciudad, dejando relegadas a un segundo plano las experiencias sensoriales de los propios habitantes y caminantes de la ciudad; experiencias signadas por consideraciones de clase, género, edad y etnicidad. Esta situación nos lleva a preguntarnos por las características del campo acústico particular – o “paisaje sonoro” – que las y los habitantes de la ciudad de Iquitos construyen a través de sus trayectorias espaciales y prácticas cotidianas en la urbe amazónica. Utilizando técnicas etnográficas y recursos audiovisuales participativos, la investigación producirá y analizará el registro acústico contemporáneo de Iquitos.

El espacio ribereño

La margen izquierda del pequeño río Itaya constituye el paisaje ribereño, en el cual, habitantes de diversos sectores de la ciudad – muy especialmente del barrio de Belén Bajo – poseen pequeñas chacras en las recogen frutas – como el plátano, la anona o el sachamango -, cortan hojas de bijao, colectan leña y plantas medicinales y aromáticas y siembran yuca, arroz y caña. Circuitos locales de producción familiar para el autoconsumo y el micro comercio conectan el puerto de Belén con las chacras mediante canoas con pequeños motores fuera de borda o “peque peque” que se desplazan por el río.


 El espacio de Belén

Belén – ese espacio a orillas del río Itaya – se ha formado y poblado por poblaciones ribereñas – mestizas y de origen indígena – e inmigrantes – de zonas andinas y de países como China – que trabajaban y daban servicios al puerto y la ciudad de Iquitos. Las casas tipo balsa sobre pilotes de madera son la forma que sus habitantes han diseñado para adaptarse a las crecidas y las bajadas del río. Provisto de productos de zonas ribereñas locales, el mercado de Belén es un bullicioso punto de encuentro en los que interactúan cargadores o “chaucheros”, vendedoras de pescado, afiladores de cuchillos, comerciantes de hierbas medicinales y brebajes curativos, señoras que preparan ponche de huevo y un sinfín de comerciantes ambulantes. Los motocarros conectan el barrio de Belén Bajo con el malecón de la ciudad – a través de la calle Ramírez Hurtado – y su Plaza de Armas – a través de la tradicional y muy comercial calle Próspero.


El espacio portuario

Al tener muy limitado acceso terrestre, los ríos son las grandes vías de circulación en Iquitos. Entre los muchos embarcaderos privados que existen en la ciudad amazónica, Masusa destaca por seguir siendo uno de los principales puertos de carga y pasajeros a escala regional. Grandes barcazas llamadas lanchas, surcan río abajo por el Amazonas conectando la ciudad con localidades como Indiana, Pebas San Pablo de Loreto, Caballococha o Bellavista hacia el noreste y con Requena, Yurimaguas, Contamana, San Francisco y hacia el sureste a través del río Ucayali. Asimismo, el terminal pesquero del distrito de Punchana es el mayor punto de arribo, descarga – gracias al trabajo de cargadores o “chaucheros” – y comercialización de pescado fresco y congelado – grandes paiches y gamitanas, así como palometas, boquichicos, doncellas y sardinas – para la ciudad. Desde las tres de la madrugada muchas mujeres llegan al terminal para conseguir pescado para los restaurantes o revenderlo al por menor en otros mercados de Iquitos.


El espacio de encuentro

Plazas y malecones son de los pocos, aunque significativos, espacios públicos que utilizan los habitantes de Iquitos. La Plaza 28 de Julio, construida en la década de 1940 en lo que fue el cementerio de la ciudad, alberga un obelisco de carácter patriótico que conmemora la firma del Tratado de Paz y Límites suscrito en Río de Janeiro y se convirtió en el lugar de los mítines y el quehacer político de la región. Además, ha sido el lugar de encuentro de trabajadores, niños lustradores de zapatos – los “lustrines” retratados por Augusto Falconi – e intelectuales y bohemios que se reunían en los bares y chifas de sus alrededores. La plaza conserva aún su carácter popular y congrega a familias, niños en autos a control remoto o pintando sobre pequeños caballetes y jóvenes ensayando coreografías de bailes típicos. Sin embargo, es la ribera bañada por el aquel entonces Amazonas – en la que destacaba la alta chimenea de la factoría naval, el edificio de dos pisos de la prefectura o el muelle de la inglesa Booth Streamline Company – la que ha servido de frontis y ha capturado buena parte de las representaciones de la ciudad, tal como lo muestra la serie de perfiles urbanos compuestos por Otto Michael entre finales del siglo XIX e inicios del XX (1898 – 1910). Tras las inundaciones provocadas por el Amazonas a inicios de la década de 1990, el río se desvía – por sus propios ciclos y por acciones de dragado de las autoridades – y se construye el actual malecón o boulevard, el cual congrega tanto a turistas como a locales que disfrutan de la vista a la explanada amazónica y de la vida nocturna.


Visita nuestro canal de Youtube aquí

Lista de reproducción aquí