Un retroceso en la política científica peruana *

A fines del 2016 el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) no aprobó el presupuesto del Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica (Concytec) dirigido a cubrir los costos de suscripción a Science Direct y Scopus.

10/04/2017

Escribe
Santiago Alfaro
Sociólogo, jefe de la Oficina de Evaluación de la Investigación de la PUCP

El desarrollo de las disciplinas científicas requiere de varias condiciones. Una de ellas es contar con financiamiento para la investigación. Otra, tener acceso a información y conocimiento especializado. Sobre este último aspecto, a fines del 2016 se sufrió un retroceso: el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) no aprobó el presupuesto del Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica (Concytec) dirigido a cubrir los costos de suscripción a Science Direct y Scopus.

La primera es una plataforma electrónica que contiene 14 millones de textos completos de 3,800 revistas y 35, 000 libros digitales sobre ciencia, tecnología y medicina. La segunda es una de las dos indizadoras y bases de datos de literatura arbitrada más importantes a nivel internacional. Ambos son servicios de Elsevier, una de las cinco empresas que dominan el mercado editorial académico.

Aunque la suscripción motivó 3,7 millones de descargas durante sus tres años de vigencia, el MEF no consideró prioritaria renovarla. La decisión pone freno a la expansión presupuestaria que ha tenido el Concytec desde el 2012 y siembra dudas sobre el interés del gobierno de Pedro Pablo Kuczynski en la ciencia y tecnología.

En la práctica, en comparación con sus pares de otros países, hoy los científicos peruanos tienen un menor acceso a literatura especializada y actualizada, clave para el desarrollo de investigaciones de calidad. A su vez, nuestras universidades, hasta que se revierta la situación, no podrán  conocer ni evaluar de forma integral la producción científica de sus investigadores, ya que mediante Scopus es posible rastrear citas, comparar el desempeño de facultades o países, obtener información sobre revistas académicas y producir indicadores bibliométricos.

El costo del acceso

Las críticas que se le puede hacer al MEF por la reducción presupuestal sufrida por el Concytec, sin embargo, no niegan una realidad: el costo de las publicaciones e información académica es muy alto. Las barreras de pago para un artículo alcanzan los 40 dólares y para una suscripción llegan a millones de dólares, como es el caso de la pretendida por el Concytec, cuyo costo es de 33 millones de soles por un período de tres años. Los precios crecen constantemente por su reducida influencia en la demanda, constituida principalmente por bibliotecas e instituciones de educación superior con un interés permanente por adquirir publicaciones que, en contraste con otros bienes, tienen un valor único e irremplazable. Asimismo, los precios también crecen por el poder de dominio del oligopolio que controla el mercado.

Los altos costos y la tendencia al alza de la literatura científica han motivado boicots y protestas en muchas partes del mundo. Tal como lo informó la revista Nature en diciembre del 2016, Taiwán y Alemania, junto con Perú, cancelaron sus suscripciones a Elsevier para el 2017 luego de largas negociaciones. En ambos países, las bibliotecas y universidades, asociadas en consorcios, le exigen a la editorial holandesa reducir sus precios y publicar las investigaciones financiadas con dinero público en la modalidad de acceso abierto (sin pago). Solicitudes parecidas se han hecho también en Holanda y el Reino Unido, donde ya se habla de un “Elsexit”.

El cuestionamiento a los grupos editoriales y sus prácticas abusivas no debe ser una coartada para que el gobierno se mantenga pasivo y deje al Concytec con menos recursos. Que negocie, reúna en un consorcio a todas las instituciones interesadas y busque un mejor acuerdo con Elsevier. Sin acceso a información y conocimiento, la ciencia peruana continuará en la cola de la región.

*Una versión resumida de este artículo fue publicada en la edición de marzo de la revista PODER.

Foto: Captura de la web del DINA.