9En tiempos electorales es habitual ver la polarización de la ciudadanía y la clase política con relación a temas concernientes al derecho a la vida y la defensa de las libertades individuales. No obstante, las elecciones no son los únicos eventos en los que estos debates emergen con toda su fuerza. La criminalidad, y especialmente la cobertura mediática de la misma, nos muestra con regularidad noticias desgarradoras, que por lo mismo también nos violentan. En esta oportunidad queremos referirnos a la pena de muerte, que resurge esporádicamente en declaraciones de autoridades, en las discusiones cotidianas de muchas personas, o en nuestro entorno más cercano. Dos temas centrales nos preocupan.
El primero de ellos se relaciona con una supuesta función disuasiva que la pena de muerte podría cumplir, no obstante no haya evidencia científica sólida que respalde dicha concepción (Döllin, Entorf, Hermann & Rupp, 2009) ni tampoco la seguridad de que en los lugares que se aplica, se reduce significativamente los índices de delitos. El segundo tema es que quienes defienden dichas posturas no toman en cuenta que el Perú se encuentra bajo la competencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, elemento importante para aspirar a una convivencia que ponga a la vida como valor supremo. Más aún, autoridades plantean abiertamente y sin rodeos, la desafiliación de la misma (“Plantean renuncia parcial de pacto San José”, 2011). No obstante, el tema de discusión debe ir más allá de estas razones. Mirar más lejos que el simple debate de si es comprobable o no que la muerte de los agresores y criminales reducirá o no lo criminalidad. Lo realmente preocupante es que un aspecto centralmente preventivo como es reducir los índices de delincuencia, sea insistentemente pensado desde la muerte, la invisibilización y eliminación del otro.
El problema de la seguridad ciudadana y la delincuencia debería empezar por la promoción de vínculos saludables y esto se trabaja desde los inicios de la vida de las personas, inclusive desde la etapa pre natal. Puede parecer extremo el salto que estamos realizando, pero con ello sólo queremos hacer notar cómo muchas veces lo más destructivo se entremezcla con las alternativas y salidas fáciles, efectistas y populistas que escuchamos repetidas veces. De pronto un sector de la sociedad se percibe a sí mismo como dueño de las vidas de los otros, como juez y verdugo, sin ser de ninguna manera concientes, que están respondiendo a la muerte con más muerte y destrucción. Volveremos sobre este tema en otros posts, sin por ello dejar de señalar que la frustración de las colectividades puede conducirse fácilmente a respuestas fundadas en el odio. Y que resulta decepcionante el énfasis puesto en la pena capital cuando no se da la suficiente atención e importancia al estudio de las estrategias de prevención del delito, intervención temprana, estudios de reincidencia y tratamiento al interior de las prisiones y los centros juveniles. La capacidad de pensar en nuevas alternativas y la posibilidad de crear e investigar corre así el riesgo de diluirse en las respuestas autoritarias e irresponsablemente demagógicas de un sector que descuida el respeto a la vida como principio fundante de un país en democracia.
Referencias
Plantean renuncia parcial de Pacto de San José para aplicar pena de muerte (2011, 31 de enero). Extraído el 31 de marzo de 2011 de http://www.peru.com/noticias/politica20110131/137694/Plantean-renuncia-parcial-de-pacto-San-Jose-para-aplicar-pena-de-muerte
Döllin,D., Entorf,H., Hermann, D. & Rupp, T. (2009) Is Deterrence Effective? Results of a Meta-Analysis of Punishment. European Journal of Criminal Policy and Research, 15. DOI 10.1007/s10610-008-9097-0